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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Discurso del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, en la reunión de organización del Consejo de Derechos Humanos

09 diciembre 2022

Pronunciado por

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk

En

Sesión de organización del Consejo de Derechos Humanos

Señor Presidente,

Excelencias,

Distinguidos colegas:

Antes de entrar en materia, permítanme aprovechar la oportunidad para expresarles mi más profundo agradecimiento por la excelente conducción de las sesiones del Consejo que han realizado este último año. Ustedes han trabajado toda la vida en pro de los derechos humanos y su enfoque abierto, ingenioso y creador ha contribuido a que este organismo mantenga el rumbo correcto en los momentos de mayor turbulencia.

El Consejo de Derechos Humanos es un pilar fundamental del ecosistema de derechos humanos.

El Consejo ha demostrado su condición de foro excepcional para centrar la atención sobre las vulneraciones de derechos humanos, a medida que se han producido en el mundo entero, y para tomar medidas al respecto.

Y ha demostrado reiteradamente su capacidad para esta tarea: es un síntoma de agilidad que el Consejo haya completado su programa de trabajo durante los cierres sucesivos causados por la pandemia de COVID-19.

También lo es su ágil reacción ante las situaciones de emergencia, que ahora es más rápida que hace algunos años.

Al día de hoy, el Consejo ha establecido 13 mecanismos de rendición de cuentas y ha celebrado debates urgentes y reuniones especiales sobre asuntos decisivos.

Además, el Consejo ha sostenido debates y aprobado resoluciones sobre temas de importancia crítica para nuestras sociedades. La adopción de una resolución en la que se reconoce el derecho humano a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible fue un logro decisivo, que se tradujo posteriormente en su reconocimiento por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero aún nos queda mucho por hacer para garantizar que estas decisiones se ponen en práctica.

Hemos presenciado la participación de todos los países en el EPU, con una media de 100 Estados que han formulado unas 230 recomendaciones a cada Estado sujeto a examen. En el tercer ciclo del EPU también vimos un aumento del papel que desempeñan los parlamentos, las INDH y las ONG a lo largo de las diversas etapas del EPU.

Estos son logros fundamentales del principal órgano intergubernamental de las Naciones Unidas encargado de los derechos humanos.

Como todos nosotros sabemos, la aplicación de los derechos humanos requiere voluntad política en las esferas nacional y mundial, así como solidaridad internacional. La pandemia de COVID-19 es un sombrío recordatorio de que las crisis mundiales exigen respuestas internacionales.

La esencia misma de los derechos humanos hace que su vulneración sea un asunto que atañe a la comunidad internacional en su conjunto.

Esta característica está en la médula del consenso general en torno a la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Ese consenso se deteriora cuando los derechos humanos se aprovechan para obtener ventajas políticas o cuando la política socava la eficacia del mandato del Consejo de proteger y promover los derechos humanos y de evitar su vulneración.

El Consejo debe ser un foro de diálogo abierto y eficaz. Un lugar donde, a pesar de las diferencias e incluso de las tensiones geopolíticas, podamos congregarnos para proteger nuestros valores comunes en materia de derechos humanos, es decir, nuestra humanidad común.

¿Qué podemos hacer -ustedes en tanto que Estados Miembros, con el apoyo de mi Oficina y el de otras entidades como las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones nacionales de derechos humanos- para alcanzar ese objetivo?

1. Universalidad e indivisibilidad

Dos principios esenciales de derechos humanos que este Consejo debe encarnar son la universalidad y la indivisibilidad.

La universalidad significa que todos tenemos el mismo derecho a disfrutar de los derechos humanos. De todos nuestros derechos.

La indivisibilidad significa que no podemos promover y proteger cabalmente un derecho si descuidamos los demás.

No existe dicotomía alguna entre los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales.

Si miramos en torno nuestro y examinamos nuestra realidad cotidiana, vemos que, por su misma naturaleza, los derechos humanos están interconectados y son interdependientes.

En el mundo entero vemos a personas que protestan para exigir su derecho a un nivel de vida adecuado o para pedir que se ponga fin a la corrupción. Uno no puede disfrutar plenamente de su derecho a la salud si carece del derecho a exigirlo, incluso mediante la protesta pacífica, cuando esa prerrogativa ha sido limitada.

El empoderamiento de la mujer depende de que esté en vigor un conjunto de derechos -libertad de movimiento, derecho a la privacidad, al trabajo, a la salud y a una vida libre de violencia- por solo mencionar unos cuantos.

Para que este Consejo pueda defender los principios de universalidad e indivisibilidad, es preciso que preste una atención justa y ponderada a todas las cuestiones relativas a los derechos humanos, donde quiera que estas se produzcan.

Este es, quizá, uno de los retos principales que debe afrontar el sistema de derechos humanos: velar por que todos los asuntos reciban la misma atención, a fin de proteger los derechos de todos.

Porque, en realidad, numerosas crisis desaparecen rápidamente de los titulares de prensa y muchas otras ni siquiera llegan a figurar en las noticias.

Hace poco mencioné algunos de esos casos durante la conferencia de prensa. Situaciones como las de Haití, Somalia, el norte de Mozambique, Afganistán y Yemen. Pero hay otras.

Esas crisis olvidadas no solo tienen graves consecuencias para las personas directamente damnificadas, sino que pueden repercutir a través de las fronteras, con el riesgo de desestabilizar regiones enteras. De ahí que requieran la atención del Consejo y de sus órganos subsidiarios. El considerable trabajo que el personal de mi Oficina desarrolla en esos lugares puede ser de gran ayuda en este cometido.

La universalidad y la indivisibilidad también incluyen la necesidad de tener en cuenta a todos los derechos por igual, entre otros el derecho al desarrollo, a la justicia racial y la erradicación de toda forma de discriminación, así como la adopción de medidas para reformar la estructura financiera internacional y el sistema de la deuda.

Excelencias:

No podemos pretender estar interconectados solo cuando nos conviene.

Cualquier insulto a la dignidad humana es un asunto de legítima preocupación para el conjunto de la comunidad internacional.

Todos los Estados Miembros deben garantizar su colaboración con todos los mandatos establecidos por el Consejo, aun en cuestiones nacionales. Incluso si esa colaboración entraña alianzas con otros países en asuntos que ustedes no necesariamente apoyan o defienden.

Y también deben garantizar el respeto mutuo de las ideas y opiniones de los demás, cualquiera que sea el grado de desacuerdo. Al mismo tiempo, deben evitar por todos los medios que cualquier titular de mandato u otro colaborador se vea sujeto a intimidación o represalias.

2. Mirar al futuro

La rápida evolución de las tecnologías, los acontecimientos relacionados con la salud en el mundo, las recesiones económicas, los cambios demográficos y las consecuencias de la triple crisis planetaria siguen poniendo de manifiesto nuevos y complejos retos en materia de derechos humanos para los cuales no necesariamente estamos preparados, aunque algunos de ellos podrían haberse previsto, al menos hasta cierto punto.

Este Consejo ya empezó a adentrarse en algunos de estos temas, por ejemplo, mediante su trabajo sobre la repercusión de la tecnología en los derechos humanos, comprendido en el ámbito militar; sobre la importancia de llevar un registro de víctimas; sobre la neurotecnología; sobre el acoso informático, y sobre las consecuencias del legado atómico en las Islas Marshall.

Es importante que el Consejo permanezca alerta para afrontar los nuevos desafíos en materia de derechos humanos.

Tenemos que asegurarnos de que los elementos respectivos de nuestro ecosistema de derechos humanos pueden hacer frente a esos retos. Y esto se logra reforzando la visión estratégica y la capacidad de adaptación.

A su vez, esta labor exige creatividad, capacidad de innovación y una comprensión actualizada del contexto jurídico y los conceptos de justicia, a la luz de los desafíos presentes y futuros.

Por mi parte, me gustaría exhortar a nuestra organización a que reflexionara sobre otras cuestiones perentorias, tales como la relación entre los derechos humanos y la gobernanza, y sobre cómo renovar el contrato social; las repercusiones de la urbanización; la justicia intergeneracional, y la plena aplicación del derecho al desarrollo y el derecho a un medioambiente saludable.

3. Fortalecer el ecosistema de los derechos humanos

Este Consejo es una pieza fundamental del ecosistema de los derechos humanos, un factor esencial para asegurar la centralidad de los derechos humanos en la gobernanza de cara al porvenir.

Por consiguiente, el Consejo debe desempeñar la función crucial de garantizar que la estructura de derechos humanos que en él se apoya, formada por los procedimientos especiales, el EPU y otros mecanismos, es adecuada para cumplir su cometido. El Consejo debe garantizar que esos mecanismos funcionan de manera óptima y que son sostenibles en términos económicos.

Habida cuenta de mi posición estratégica, las responsabilidades que me han conferido a mí y a mi Oficina en este ecosistema son múltiples.

Mayormente, esas funciones comprenden la responsabilidad de mantener conversaciones con todos y cada uno de los Estados Miembros, diálogos que a veces son incómodos, complejos y difíciles, sobre asuntos que suelen ser el punto ciego, la zona de sombra y a menudo el talón de Aquiles de cada sociedad.

Mi deber es cumplir esta tarea con el único objetivo en mente de servir a la causa de los derechos humanos, para todos, en cualquier lugar del mundo.

El año que viene celebraremos el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y el 30º aniversario de la Declaración y Programa de Acción de Viena.

La Declaración Universal es un texto milagroso, escrito y aprobado en el momento en que el mundo emergía de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial.

En la DUDH se expresa con nitidez el concepto de que los derechos humanos son universales e indivisibles, y que además constituyen los cimientos de la paz y el desarrollo.

Pero, a pesar de la proclamación de esos ideales, la realidad sobre el terreno apunta en otro sentido.

Hoy, inauguro la Iniciativa DUDH 75, una oportunidad de recuperar el consenso mundial que esta Declaración tuvo por objetivo.

La iniciativa abarcará debates y actividades en todas las regiones, que contarán con el apoyo de mi Oficina y nuestros asociados, incluidos ustedes. Será un esfuerzo para incorporar más personas -especialmente más jóvenes- al trabajo en pro de los derechos humanos; para evaluar y prepararnos para los desafíos que nos esperan en los próximos 25 años y para reforzar la infraestructura de derechos humanos, comprendida la de mi Oficina.

Es preciso que toda la sociedad participe en el diálogo en torno a los derechos humanos.

A fin de reavivar el espíritu, el impulso y la vitalidad que forjaron la DUDH hace 75 años, y reforzar la extraordinaria infraestructura de derechos humanos que hemos construido.

Les agradezco la confianza que han depositado en la labor y las competencias de mi Oficina, que nos sirve de apoyo en la tarea de llevar a cabo el creciente número de mandatos que se nos confían. Pero, como siempre, los recursos para realizar esta tarea podrían mejorarse.

Como tantas veces he repetido, los derechos humanos son uno de los tres pilares del sistema de las Naciones Unidas, pero la Oficina del ACNUDH dispone de menos fondos y menos recursos de los que necesita.

Los derechos humanos son para todos nosotros.

Y con la financiación adecuada, podremos cumplir mejor nuestro cometido y proteger más a todos los pueblos y al planeta.

Espero que podré contar con el apoyo de todos ustedes, de manera que todos participemos en la tarea de proteger y promover nuestros valores comunes.

Muchas gracias.

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