Skip to main content

Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Sesión de Organización del 51º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos

30 agosto 2022

Pronunciado por

Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet

Excelencias,

Es un honor especial para mí dirigirme a ustedes hoy, en vísperas del final de mi mandato como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. 

Gracias por invitarme y por sus buenos deseos y sus amables palabras de apoyo, ambos me han llegado al corazón.  Todas mis interacciones con todos ustedes han resultado ser fundamentales, y a la vez que en numerosas ocasiones también han entrañado grandes dificultades, espero que hayan servido para conducirnos a todos en la dirección necesaria para mejorar las vidas de las personas.

Mi período liderando la oficina ha venido marcado por acontecimientos mundiales de gran relevancia e interconectados entre sí.  La pandemia de COVID-19; el rápido progreso de las consecuencias derivadas de la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad; el deterioro de la situación de seguridad en una serie de países; además de la incertidumbre económica global y el aumento de los precios de alimentos y combustibles, agravados por la crisis de Ucrania.

Varios movimientos significativos de protestas en todo el planeta exigieron el final del racismo estructural, de la corrupción y el abuso de poder, y exigieron el respeto de los derechos económicos y sociales.  En muchas ocasiones estos movimientos se vieron acompañados de violencia y amenazas contra manifestantes y defensores de derechos humanos, y algunas veces contra periodistas.  Mientras que algunos de ellos se tradujeron en cambios reales, en otros casos, los gobiernos respondieron reduciendo el espacio para el debate y la disensión. 

En este contexto, me gustaría otorgar un reconocimiento al papel del Consejo de Derechos Humanos como pieza fundamental del sistema multilateral en un momento de gran polarización, ya que consiguió seguir operando en medio de estas crisis, evitando un déficit crítico de protección. 

El Consejo reaccionó, y de manera inmediata, a situaciones emergentes, probablemente de forma más diligente y rápida que hace unos poco años, en especial en relación a determinadas situaciones en países donde la intervención del Consejo de Seguridad no había sido demasiado firme.  Y aunque no podría enumerar ahora todas sus actividades, el Consejo creó lo que hoy en día suman 12 mecanismos de rendición de cuentas además de celebrar debates urgentes de máxima importancia.  La aprobación de la resolución que reconoce el derecho humano a un medioambiente limpio, sano y sostenible fue un logro crucial.  Fuimos testigos de la participación de todos los países en el EPU con un promedio de 100 Estados realizando cerca de 230 recomendaciones a cada Estado sometido a examen.  El tercer ciclo del EPU supuso también un mayor peso del papel de los Parlamentos, INDHs y ONGs en las distintas fases del EPU.

Estos eventos representan en su conjunto el potencial de movilización del Consejo, en su función como plataforma multilateral donde los esfuerzos de Estados Miembros, la sociedad civil y las instituciones nacionales de derechos humanos se combinan para afianzar la promoción y protección de los derechos humanos.

De cualquier modo, no es un secreto que el conflicto en Ucrania ha hecho aumentar también la polarización y las tensiones.  Y mientras que se da por sentado que van a existir fricciones, el Consejo debe permanecer como un espacio para el debate profundo y constructivo con el fin de lograr el objetivo común para todos de mejorar las vidas de las personas.

Les quiero agradecer también la confianza depositada en la labor y experiencia de mi Oficina, a la cual recurren para asignarnos un número cada vez mayor de mandatos. Pero como siempre, los recursos necesarios para poder hacer frente a estas necesidades merecen ser reforzados, por lo que espero que se tome este punto en consideración. 

Excelencias,

En este entorno lleno de dificultades, estoy convencida de que el compromiso continuo de todos es la mejor oportunidad que tenemos para poder construir sociedades sostenibles, equitativas y pacíficas. 

Reuniéndonos, debatiendo, escuchando y alcanzando acuerdos en común, recurriendo a nuestros instrumentos diplomáticos lo que es más importante que nunca, para poder atender a las cuestiones más apremiantes que nos afectan a todos nosotros.

Una interacción constructiva exige que escuchemos todas las cuestiones que preocupan a todos los estados y que contemplemos todos los derechos humanos, civiles, económicos, sociales y políticos.

Esto supone realizar esfuerzos más intensos por todas las partes para poder reconocer los puntos débiles internos así como los esfuerzos además de facilitar espacio para conseguir acuerdos transfronterizos. 

Exige que prestemos igual atención a las violaciones de derechos humanos allá donde ocurran, siendo conscientes de que su magnitud puede variar ostensiblemente de una situación a otra.

Y además, lo que es sumamente importante, se contribuye a generar la voluntad política la cual resulta fundamental para que los avances en derechos humanos se hagan realidad y se sostengan en el tiempo.

El diálogo no significa consentir o ignorar las violaciones de derechos humanos.  Significa entender el contexto, identificar las oportunidades y los obstáculos, e intentar generar confianza (de forma progresiva) incluso en situaciones cuando esto parece casi imposible.

A la vez que el contexto es realmente importante, este no debe ser usado jamás para justificar violaciones de derechos humanos.  Gobernar supone priorizar, y los derechos humanos deben ser siempre una prioridad.  La voluntad política es clave, y como he repetido en ocasiones, querer es poder.

Debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitar una fractura de grandes proporciones y mantener un sistema universal, un mundo multipolar con instituciones multilaterales sólidas y el respeto universal por el derecho internacional.

Todos tenemos un papel que desempeñar a este respecto y cuento con ustedes para construir puentes entre nosotros, y para formar coaliciones que faciliten un sistema multilateral universal y eficaz de derechos humanos.

Excelencias, amigos

Me gustaría también invitar a todos a que recordemos siempre por qué son importantes los derechos humanos y por qué llevamos a cabo la labor que realizamos: para recordar el papel central de los derechos humanos para propiciar sociedades pacíficas y prósperas.  Lo que yace en la raíz de muchas de las crisis a las que nos enfrentamos es la incapacidad de proteger, defender y hacer realidad los derechos humanos de todos.

La protección y promoción de derechos (como la libertad de asociación, el derecho al voto, el derecho a vivienda), y la lucha contra las desigualdades y la discriminación son todos vitales para prevenir los conflictos.

El hacer realidad todos los derechos humanos, como son el derecho a la salud, a la educación, a la protección social, incluyendo el garantizar que los presupuestos nacionales integran de forma adecuada los derechos humanos, consigue que más niños continúen con su educación y aumenta el nivel de salud y el nivel de vida general de la población.  Esto hace que los países sean más resilientes y estén más preparados para hacer frente a las convulsiones.  Además, el reconocer la indivisibilidad e interdependencia de los derechos económicos, sociales y culturales con los derechos civiles y políticos puede ayudar a mejorar nuestras respuestas en tiempos de crisis.

Los principios de derechos humanos (transparencia, no discriminación, rendición de cuentas y participación) generan confianza y ayudan a asegurar que las leyes y las políticas sean sostenibles y se encarguen de atender a las necesidades de las personas.

Lo que es evidente en todas y cada una de las crisis a las que nos enfrentamos, y en las misiones que he tenido el privilegio de dirigir durante mi mandato, es que a las personas les gusta ser escuchadas.  Las personas quieren tener una opinión en las decisiones que les afectan a ellas y a sus familias.

Vivimos tiempos donde hace falta una mayor, y no menor, transparencia y un espacio más amplio para la participación cívica si nos mantenemos firmes en nuestro compromiso para construir sociedades transformadoras y más sostenibles.

Excelencias,

El progreso no es linear, eso es algo que hemos sabido siempre y que no obstante nunca nos ha desanimado.  El camino para defender los derechos humanos no es fácil, pero es el camino que diseñará un futuro en el cual la paz, el desarrollo, la igualdad, y la justicia consigan prevalecer sobre la guerra, la desigualdad y la discriminación.

Ha sido un auténtico privilegio el poder servir como Alta Comisionada de las Naciones Unidas.

Me he sentido orgullosa de dirigir una oficina operada por empleados y pasantes conocedores de su campo, profesionales, valientes y comprometidos, incluso en las circunstancias más difíciles, ya que ellos creían en la tarea de ayudar al prójimo y en construir sociedades más justas.  Sigo estando impresionada por las repercusiones que tiene la labor que ellos realizan, la confianza que víctimas y socios depositan en ellos y la esperanza que aportan a tantas personas.

Finalmente, le agradezco Sr. Presidente su confianza, así como la de sus predecesores, con quienes he tenido el placer y honor de trabajar, de forma específica la Sra. Khan, la Sra. Tichy-Fisslberger, el Sr. Seck y el Sr. Suc.

Les deseo todo el éxito posible en el próximo período de sesiones.

Gracias.