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Declaraciones

Foro Económico de la Mujer en Ecuador

11 noviembre 2021

Pronunciado por

Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet

En

Foro Económico de la Mujer en Ecuador

Derechos Humanos y la mujer

11 de noviembre de 2021

Me complace dirigirme a este fórum.

Durante las últimas décadas, los modelos económicos de muchos países se han basado cada vez más en formas de empleo precarias. Las inversiones públicas para proteger a las personas y al planeta se han reducido, incluso debido a la pesada carga de la deuda externa. La fiscalidad se ha centrado más en el estímulo a corto plazo, en lugar de una fiscalidad progresiva y ecológica. La revolución digital, destinada a impulsar la prosperidad, no ha llegado a todos. Asistimos a un creciente retroceso en materia de igualdad de género y los derechos de las mujeres, incluidos los derechos sexuales y reproductivos.

La COVID-19 ha empeorado las cosas. Las desigualdades sociales y económicas se han exacerbado, especialmente las relacionadas con el género.

La pandemia ha golpeado más fuerte en los sectores económicos donde las mujeres están sobrerrepresentadas. En América Latina y el Caribe, por ejemplo, la pandemia ha provocado un retroceso de más de 18 años en la participación laboral de las mujeres.

El cambio drástico hacia la educación en línea, el teletrabajo y el comercio electrónico ha hecho que las personas con menos acceso a las tecnologías digitales, en su mayoría mujeres y niñas, se queden rezagadas.  Además, son también las mujeres y las niñas las que han absorbido mayoritariamente las necesidades de cuidados creadas por la pandemia, sacrificando sus empleos y su educación. De hecho, las mujeres jóvenes de entre 15 y 29 años tienen tres veces más probabilidades de estar fuera del mercado laboral y de las aulas que los hombres de la misma edad.

Y desde el brote de COVID-19, se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, en particular la violencia doméstica.

Además, la pandemia no detuvo los efectos negativos del cambio climático, de la pérdida de biodiversidad y de la polución.

Destaco que el mes pasado, el Consejo de Derechos Humanos reconoció por primera vez el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible.

Las mujeres y las niñas, sobre todo las que se enfrentan a múltiples e interrelacionadas formas de discriminación, se ven una vez más desproporcionadamente afectadas por las emergencias medioambientales cada vez mayores.

La igualdad de género es imprescindible para superar estas crisis. No sólo porque es moralmente lo correcto, sino porque es una necesidad. Y tenemos muchos ejemplos que nos muestran por qué.

En los gobiernos, la participación significativa de las mujeres conduce a mayores inversiones en protección social y justicia climática. En las negociaciones de paz, está vinculada a soluciones más duraderas. Y en el sector privado, a un mejor rendimiento empresarial.

Pero, a pesar de sus contribuciones, las mujeres están en gran medida ausentes de la toma de decisiones. La pandemia no es una excepción. Sólo el 24% de los miembros de las instituciones públicas nacionales creadas para responder al COVID-19 son mujeres. Su ausencia se refleja en lo que se prioriza - y, críticamente - en lo que no se prioriza.

Por ejemplo, si fuera considerado, el valor económico de todos los tipos de cuidados realizados por las mujeres sumaría 11 billones de dólares o el 9% del Producto Interno Bruto mundial. Sin embargo, hemos visto pocas medidas de recuperación que aborden el trabajo de cuidados no remunerado.

Está claro: para recuperarnos mejor del COVID-19, nuestros esfuerzos deben tomar en cuenta los derechos humanos de las mujeres y niñas.

Pero, ¿cómo podemos hacerlo en la práctica?

Garantizando la participación significativa y segura de las mujeres y las niñas en toda su diversidad en la toma de decisiones;  

Aumentando las inversiones públicas en los sistemas de salud, educación y protección social, así como en los esfuerzos para mitigar el cambio climático y proteger el medio ambiente. 

Asegurando una educación de calidad para todos los niños y niñas y cerrando la brecha de género en la formación, el acceso digital y la experiencia en los campos STEM.

Reconociendo el valor económico del trabajo de cuidados, tanto el remunerado como el no remunerado, y garantizando un reparto equitativo de las responsabilidades de cuidados dentro de las familias, así como con el Estado y el mercado;
Protegiendo los derechos de las mujeres en el trabajo y en línea, así como su acceso a la información y a los recursos;
Garantizando que la participación política y económica de las mujeres esté libre de toda forma de violencia, incluso en el hogar.

Para todo ello, necesitamos políticas basadas en datos desglosados que nos ayuden tanto a identificar quiénes están siendo excluidos como a determinar las causas profundas de la desigualdad y la discriminación.

Además, todas y todos deben tener acceso a la justicia y a un recurso efectivo en caso de violación de sus derechos humanos, incluidos los derechos económicos, sociales y culturales.

Estimadas y estimados colegas,

El sector privado tiene un papel fundamental.

Llamo a las empresas para que adopten y apliquen los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos y los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres.

Al hacerlo, promoverán una fuerza de trabajo inclusiva y diversa, garantizando el equilibrio entre la vida laboral y la personal, tanto para las trabajadoras como para los trabajadores, e invirtiendo en el liderazgo de las mujeres.

Cuento con todas y todos ustedes.

Solo juntos alcanzaremos un futuro sostenible para las personas y el planeta.

Gracias.

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