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Evento sobre el 10º Aniversario de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos

19 octubre 2021

Pronunciado por

Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos

En

Red Española del Pacto Mundial de las Naciones Unidas

Desde

Evento sobre el 10º Aniversario de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos

Lugar

Ginebra

Me complace unirme a la Red Española del Pacto Mundial en esta celebración del décimo aniversario de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos.

Cuando el Consejo de Derechos Humanos hizo suyo los Principios Rectores hace una década, seguramente no era consciente del enorme papel que estos estaban llamados a desempeñar de cara a futuro.

Si miramos hacia atrás, los Principios Rectores de Naciones Unidas han contribuido a aportar claridad conceptual y una plataforma común de diálogo y acción allí donde no existía.

Uno de sus grandes méritos ha sido el de identificar claramente las funciones diferenciadas, aunque complementarias, de los Estados y de las empresas a la hora de prevenir y abordar los impactos negativos de la actividad empresarial.

Los Principios Rectores también nos han ayudado a cambiar nuestro entendimiento sobre las implicaciones de la responsabilidad empresarial. Un cambio de un enfoque basado en la filantropía a otro basado en la rendición de cuentas ante la sociedad, que implica la puesta en práctica de mecanismos de debida diligencia.

Además, los Principios Rectores dan contenido y actualizan los compromisos adquiridos por las empresas participantes en virtud de los Principios del Pacto Mundial, especialmente los dos primeros principios del Pacto relativos a los derechos humanos.

Aprovecho esta oportunidad para rendir homenaje al Profesor John Ruggie, artífice de los Principios Rectores, y Representante Especial del Secretario General, que estuvo también detrás del lanzamiento de la iniciativa del Pacto Mundial, y que falleciera el pasado mes.

En la última década, numerosas empresas se han comprometido efectivamente a respetar los derechos humanos en sus operaciones y relaciones comerciales en línea con los Principios Rectores. También se viene observando cada vez más cómo los inversores integran los derechos humanos en su toma de decisiones.

Pero a pesar de los muchos ejemplos de iniciativas positivas y progresos reales, tenemos que ser claros: aún queda mucho más por hacer para aplicar los Principios Rectores en todos los sectores empresariales y en todos los países.

Mi Oficina documenta cómo los abusos se siguen produciendo en muchas partes del mundo, muchas veces alejados de los despachos de alta dirección y de la fiscalización de las autoridades estatales.

En muchas economías avanzadas, la debida diligencia en materia de derechos humanos ha dejado de ser una buena práctica para convertirse en una exigencia jurídica. Como saben, se está discutiendo actualmente una nueva directiva europea en materia de debida diligencia obligatoria y gobierno corporativo. Esta norma cambiará necesariamente la forma de acción de hacer negocios tanto al interior de la Unión Europea como en sus principales socios comerciales, incluyendo los países de mi región, América Latina y el Caribe.

Por otra parte, la crisis de la COVID-19 y sus repercusiones en la sociedad y en la economía han incrementado las dificultades y ha puesto de manifiesto nuestras vulnerabilidades.

El respeto empresarial de los derechos humanos resulta esencial para una recuperación responsable y sostenible.

Animo a las empresas que forman parte del Pacto Mundial a avanzar en el cumplimiento de sus compromisos siguiendo la dirección que nos marcan los Principios Rectores. Y en este camino, sabe que cuentan con todo el apoyo de mi Oficina.

Muchas gracias.