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Declaraciones Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Simposio anual Trygve Lie de 2017 sobre derechos y libertades fundamentales: Promover la libertad de culto y creencia

Promover la libertad de culto

21 septiembre 2017

Discurso del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein

Excelencias,
colegas y amigos:

A lo largo de la historia, la humanidad ha encontrado consuelo y orientación en los sistemas de pensamiento éticos y religiosos. Esos idearios figuran también entre las fuentes del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho humanitario internacional. Pero el vínculo entre la moderna filosofía de los derechos humanos y la diversidad de cultos y creencias no es solamente de índole histórica. Sin la libertad de creencia no hay libertad de pensamiento.

Dicho de otro modo, sin ese derecho humano fundamental, otros derechos podrían estar en peligro. Eso es lo que queremos decir cuando afirmamos que los derechos humanos son interdependientes, están interrelacionados y son indivisibles.

Al igual que todos ustedes, sé muy bien que a menudo las creencias religiosas se han usado para dividir, excluir, perseguir y matar. Pero tengo la convicción de que los dirigentes religiosos, con la influencia considerable que ejercen sobre el corazón y la mente de millones de personas, pueden ser importantes promotores de los derechos humanos en el mundo contemporáneo. Si evitan la politización de las creencias religiosas, esos líderes pueden –y deben- ejercer una repercusión positiva sobre la situación general de los derechos humanos. 

En el último año mi Oficina ha celebrado una serie de reuniones que han congregado a dirigentes de organizaciones confesionales y de la sociedad civil, con el fin de ayudarles a encontrar un terreno común de respeto en torno a los principios esenciales de dignidad humana, igualdad y justicia. En marzo pasado, estos grupos aprobaron la Declaración de Beirut y sus 18 compromisos de “Fe religiosa para los derechos humanos”. Doy las gracias al gobierno de Marruecos por el apoyo que brindó a esta iniciativa. La Declaración se propone fomentar la consolidación de sociedades pacíficas, que defiendan la diversidad de creencias, conductas e ideas, como derecho intrínseco e inalienable de todas las personas.

El respeto a la diversidad religiosa se ve amenazado actualmente en un número cada vez mayor de sociedades, tanto por el aumento del extremismo violento ligado a la religión como por una ola de pensamiento nacionalista y aislacionista. Ambas tendencias amenazan a las minorías étnicas y religiosas con más discriminación e incluso con más violencia. El EIIL perpetra un genocidio contra los yazidíes. Los rohingya de Myanmar son víctimas de lo que parecer ser una limpieza étnica. En algunos países, las minorías religiosas temen, con razón, que puedan ser objeto de violencia extrema y persecución. En otros, esos grupos se enfrentan a la marginación, la humillación y la desigualdad en el acceso a los servicios básicos.

Resulta obvio que cada situación es diferente. Pero a fin de fomentar la confianza, el apoyo y la cooperación entre comunidades, siempre es preciso realizar un esfuerzo pedagógico profundo y de amplio espectro; se necesita además un liderazgo visionario y un contexto de justicia, basado en la igualdad de todos ante la ley. Para cultivar la confianza en un futuro común, es preciso abordar las injusticias estructurales existentes en la política, las leyes, la economía y los servicios básicos. Esta tarea requiere de una sociedad civil que opere en un espacio de amplias dimensiones. Y un aspecto decisivo es que las minorías religiosas y de otro tipo puedan participar libremente en todos los ámbitos de la vida social, aunque también debe quedar muy claro que no pueden imponer sus creencias a los demás.    

La lucha contra la discriminación está en el centro mismo de los programas de derechos humanos y es posible apoyarla con medidas que se apliquen a lo largo y ancho del espectro de esos derechos: medidas civiles, culturales, económicas, políticas y sociales que concurren para respaldar la justicia, la dignidad humana y la igualdad. 

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