Skip to main content

Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

La Alta Comisionada Adjunta interviene en la mesa redonda sobre el cumplimiento de las obligaciones de los Estados con respecto al papel de la familia a la hora de respaldar los derechos humanos de sus miembros

25 septiembre 2024

Pronunciado por

Nada Al-Nashif Alto Comisionado Adjunto de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

En la mesa redonda sobre el cumplimiento de las obligaciones de los Estados con respecto al papel de la familia a la hora de respaldar los derechos humanos de sus miembros - 57º periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos

Lugar

Ginebra, Palacio de las Naciones

Sra. Vicepresidenta,
Excelencias,
Señoras y señores,

Las familias, en el mejor de los casos, son nuestra primera introducción al amor; al cuidado; al apoyo y al empoderamiento, lo que nos permite desarrollar nuestro máximo potencial; a las decisiones y a nuestros derechos.  

En el 30º aniversario del Año Internacional de la Familia, celebremos todas las familias en su diversidad.

Durante milenios, han existido diversas formas de unidades familiares en todos los países y culturas.

Según el informe de ONU Mujeres de 2019, uno de cada tres hogares de todo el mundo se compone de una pareja con hijos. Uno de cada tres se trata de una familia extensa de varias generaciones. Y el resto son familias monoparentales con hijos, parejas sin hijos u hogares unipersonales. 

El derecho internacional de derechos humanos ha reconocido desde hace tiempo que la familia es la unidad natural y fundamental de la sociedad. Las funciones valiosas que desempeña la familia para sus miembros y la comunidad en su conjunto son innegables.  

En este contexto, pongo de relieve lo siguiente:

Todas las familias deberían ser espacios en los cuales todos los miembros disfruten de sus derechos humanos. 

En todas las familias, las personas no deben sufrir discriminación ni violencia.

Y en todas las familias, el derecho de la mujer a la igualdad, así como los derechos y el interés superior del niño, deben quedar garantizados.   

¿Qué significa esto en concreto?

Que todas las personas mayores de edad tienen el derecho a fundar una familia, por propia voluntad. A elegir libremente a su cónyuge o a casarse. A elegir cuándo, o si tener o no un hijo. A que reconozcan legalmente sus relaciones con independencia de su orientación sexual o identidad de género. A no ser separadas de sus familias contra su voluntad debido a la pobreza, la discapacidad, la situación migratoria, entre otros factores.

Que todos los miembros de la familia —mujeres, niños, personas con discapacidad, personas de edad, personas LGBTIQ+— pueden disfrutar de sus derechos humanos en el hogar sin discriminación.

Que, en especial, se respete plenamente el derecho de la mujer a la igualdad. Las mujeres deben tener los mismos derechos en todas las cuestiones relacionadas con el matrimonio y las relaciones familiares, en la crianza de los hijos, la propiedad y la herencia en la familia.

Lamentablemente,  según un informe del Banco Mundial, 85 países de todas las regiones siguen teniendo disposiciones legales discriminatorias contra la mujer con respecto al matrimonio y al divorcio, y las brechas de género existentes en las leyes de propiedad y herencia persisten.

Que la dignidad y la autonomía se respeten en la familia. Debería escucharse la opinión de los niños acorde a su etapa de desarrollo. Las personas con discapacidad deberían recibir apoyo para tener el control de sus vidas y ser incluidas plenamente en la sociedad. La autonomía y dignidad de las personas de edad también debe defenderse en la familia, y las mujeres deben estar en pie de igualdad en la toma de decisiones en el contexto familiar.

Y significa sobre todo seguridad. El espacio familiar debe ser un lugar seguro, sin violencia, ni abusos, ni abandono o explotación. Los Estados tienen la obligación de hacer esto realidad.  

Con la prevención de la violencia, el abuso y la explotación en los contextos familiares y con la introducción de medidas de protección adecuadas para las víctimas y los supervivientes.

Con la derogación de las leyes que toleran la discriminación o la violencia en la familia. 

Con el respaldo a las familias para vivir vidas decentes, incluyendo la prestación de protección social, servicios públicos de calidad y trabajos dignos. 

Y con la facilitación de reagrupaciones familiares de migrantes, solicitantes de asilo y refugiados, y evitando la separación de familiares contra su voluntad.

Sra. Vicepresidenta,
Excelencias,

El reconocimiento internacional de las familias como actores clave del desarrollo sostenible se basa en el consenso que se ha forjado en las últimas décadas en torno al potencial poderoso de las familias a la hora de contribuir a la realización de todos los derechos.

Esto cobra hoy relevancia especial ante los acontecimientos actuales: nos encontramos rodeados de conflictos prolongados, las implicaciones de la transformación tecnológica, los problemas complejos del clima, la migración y el cambio demográfico. Por ello, hago un llamamiento a los Estados para que encuentren los medios, con base en las mejores prácticas y lecciones extraídas, tal y como espero que intercambiemos en esta sesión, para apoyar y reforzar la resiliencia de las familias y sus miembros en toda su riqueza y diversidad.

VER ESTA PÁGINA EN: