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Declaraciones y discursos Múltiples mecanismos

El derecho al desarrollo es una solución fundamental para un mundo en crisis, afirma el Alto Comisionado

13 mayo 2024

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

25º periodo de sesiones del Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre el Derecho al Desarrollo

Excelencias, 
Distinguidos delegados y delegadas, 
Estimados y estimadas participantes,  

Me complace tener esta oportunidad de dirigirme al Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre el Derecho al Desarrollo. Nuestro mundo se encuentra en crisis y el derecho al desarrollo puede contribuir a encontrar soluciones eficaces y de largo alcance.

Los conflictos causan estragos, con consecuencias devastadoras para los derechos humanos, la protección de la población civil y el desarrollo de millones de personas.

La pobreza y el hambre están fuera de control, y 309 millones de personas se enfrentan ahora a niveles graves de inseguridad alimentaria.

Las disparidades económicas se dispararon durante la pandemia y siguen siendo peligrosamente elevadas. Según la Base de Datos Mundial sobre la Desigualdad, la brecha entre el 0,01 % más rico del mundo y el 50 % más pobre es ahora un 50 % mayor que en 2008.  

La deuda abrumadora está imponiendo costes sin precedentes a las naciones más pobres, y en ámbitos cruciales como la educación, el acceso a una atención sanitaria de calidad y la protección social, se ven grandes obstáculos que siguen impidiendo a las personas disfrutar de sus derechos.

En resumen, la Agenda de Desarrollo Sostenible —un plan realista y factible para beneficiar de forma masiva y transformadora a todas las comunidades de la Tierra— se está haciendo añicos, con consecuencias muy negativas para toda la humanidad. En vez de acabar con la hambruna para 2030, probablemente para entonces, casi 600 millones de personas sufran desnutrición crónica.

Mientras tanto, la cooperación y la solidaridad internacionales están siendo golpeadas: por disputas, por la falta de confianza y por la incapacidad de actuar con la responsabilidad común hacia los demás y hacia las generaciones futuras. El cambio climático se acelera, lo cual alimenta aún más la triple crisis planetaria que no se está tratando adecuadamente. El desarrollo e implantación no regulados de nuevas tecnologías, sin una arquitectura mundial que gestione y aborde su impacto, también amenaza gravemente los derechos humanos.

Se trata de crisis sin precedentes e interrelacionadas, cada una de ellas evitable y que juntas constituyen una catástrofe. En este contexto, el derecho al desarrollo cobra hoy especial relevancia, por su amplio alcance y por las soluciones eficaces que fomenta.

El derecho al desarrollo incluye el derecho de las personas y los pueblos a participar de forma significativa y libre en el desarrollo —incluyendo las decisiones sobre el desarrollo— y a beneficiarse del mismo de forma justa.

Se basa en el imperativo de la igualdad de oportunidades para todas las personas y en la distribución equitativa de los recursos económicos y las oportunidades, incluso para las personas tradicionalmente desfavorecidas, así como para los países que suelen quedarse atrás.

Esta visión nos exige hacer frente y corregir la injusticia, la explotación y la represión sistemáticas.

El derecho al desarrollo desempeña un papel crucial a la hora de crear un mundo más pacífico, más seguro, más justo, más generoso y más próspero. Al fomentar una inclusión verdadera, junto con un desarrollo que beneficia a todos y todas, ha servido como motor fundamental para la Agenda de Desarrollo Sostenible  y deja claro que la antigua dicotomía, según la cual, el desarrollo está de algún modo separado de los derechos humanos, es totalmente falsa. Al contrario, el 92 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible están intrínsecamente relacionados con los derechos humanos y las normas laborales.

Además, el derecho al desarrollo proporciona las bases indispensables para la economía de los derechos humanos , una economía en la que los sistemas fiscales y presupuestarios dan prioridad a la realización de los derechos —civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; el derecho al desarrollo; y el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible—, incluso garantizando que los reembolsos elevados de la deuda no supriman inversiones vitales en derechos. La Declaración de Principios de mi Oficina hace hincapié en estos puntos.

En cuatro meses, la Cumbre del Futuro brindará a los líderes mundiales una oportunidad única para trazar un rumbo colectivo más eficaz y sostenible.  Como parte de ello, mi Oficina se compromete a hacer todo lo posible para garantizar que los principios de derechos humanos impulsen una acción sólida en pro de las reformas, incluida la reforma de la arquitectura financiera internacional. Se ha de eliminar su sesgo sistémico a favor de los países ricos y en detrimento de los derechos. Las estructuras financieras mundiales deben ayudar a los gobiernos a dar prioridad a las protecciones sociales, el desarrollo sostenible y la acción por el clima que resultan esenciales para todos nosotros.

Excelencias,

Dar un mayor impulso a una aplicación más efectiva del derecho al desarrollo es importante para nuestro futuro.

El Grupo de Trabajo Intergubernamental ha realizado esfuerzos significativos para elaborar un Proyecto de Pacto Internacional sobre el Derecho al Desarrollo, el cual se encuentra en la actualidad ante la Asamblea General. Mi Oficina seguirá apoyando los debates que se celebren entre los Estados Miembros, y animo a todos los participantes a contribuir a las deliberaciones de buena fe, sin una retórica divisoria y dejando de lado las cuestiones de política partidista.

En un contexto de crisis generalizada, todos y todas debemos tratar de comprender y tener en cuenta las opiniones de los demás, y demostrar solidaridad y responsabilidad común.

Les deseo unos debates fructíferos.

Gracias.

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