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El alcance mundial de la trata de seres humanos exige estrategias flexibles y coordinadas, declara Türk

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19 octubre 2023
Pronunciado por: Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

La trata de seres humanos y su explotación con fines de lucro es uno de los delitos más antiguos y despreciables del mundo.

En el siglo XXI, la trata de personas sigue prosperando, especialmente en las zonas donde los conflictos armados, la recesión económica, las emergencias sanitarias, la inseguridad alimentaria, los desastres relacionados con el cambio climático y otras crisis humanitarias agravan las vulnerabilidades ya existentes.

Según varios estudios estadísticos, la trata sería una las actividades ilícitas más lucrativas del mundo. Ninguna región escapa a esta lacra.

Los últimos estimados internacionales apuntan a que cada día hay 49,6 millones de personas obligadas a trabajar o a contraer matrimonio en el contexto de la trata, es decir, un 25 por ciento más que en 2016.

Esta es la historia de millones de hombres, mujeres y niños víctimas de la explotación sexual, el trabajo forzoso, los matrimonios obligados, el narcotráfico, la servidumbre doméstica, el tráfico de órganos y otros horrores.

Migrantes y refugiados que huyen de la persecución o la violencia, o que van en busca de una vida mejor, se hallan especialmente en peligro, no solo en sus países de origen, sino también en los de acogida, así como a lo largo del trayecto.

Las jóvenes y las mujeres están afectadas por la trata de manera más que proporcional: representan el 70 por ciento de todas las víctimas que se han detectado en el mundo entero. Las mujeres son objeto de tráfico principalmente por motivos de explotación sexual y matrimonio forzoso, mientras que los niños y los hombres componen el mayor grupo de víctimas destinadas a realizar trabajos forzados. 

Y lo que es aún más alarmante: los niños constituyen la tercera parte del conjunto de víctimas registradas.

Estimados colegas:

Permítanme encomiar al Equipo Especial Austríaco de Lucha contra la Trata de Personas, por haber convocado esta conferencia anual sobre un tema tan complejo, que exige respuestas que han de ser adaptadas y coordinadas constantemente.

Sin embargo, las técnicas y formas de explotación usadas por los delincuentes siguen evolucionando. La tecnología ha ampliado el mercado de la trata de personas en la última década, y los foros de Internet y las redes sociales se utilizan ahora para reclutar, circular anuncios y vender a las víctimas.

La índole mundial de la trata también hace que la cooperación y las alianzas resulten decisivas. Mi Oficina está afiliada al Grupo de Coordinación Interinstitucional contra la Trata de Personas y colabora con otras 27 organizaciones internacionales y de las Naciones Unidas, pero también necesitamos, entre otras, una colaboración más estrecha entre los Estados, las entidades internacionales y regionales, los agentes comunitarios, los organismos de la sociedad civil y el sector privado.

Estimados colegas:

Al conmemorar el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, les invito a que coloquen los derechos humanos en el centro del debate sobre “límites y fronteras en la trata de seres humanos”, que es el tema central de esta conferencia.

La trata de personas es, por supuesto, una cuestión que afecta profundamente a los derechos humanos, no sólo por las vulneraciones y los abusos que se cometen contra las víctimas, sino también porque quienes corren mayores riesgos de sufrirla son los que ya viven en situaciones de mayor vulnerabilidad.

Una estrategia basada en los derechos humanos ofrece un marco de prevención y respuesta a la trata, un enfoque que sitúa a las personas en el eje del problema.

Una estrategia así exige abordar las causas profundas de la trata para evitar, en primer lugar, que este delito siga ocurriendo. Lo anterior requiere de medidas para reducir la demanda como parte de la cadena mundial de valor, mediante la regulación de la conducta empresarial y la incorporación del derecho humano a la debida diligencia en el proceso de adquisición.

También significa velar por que las víctimas dispongan de asistencia, protección y acceso a la justicia y los remedios judiciales, independientemente de su condición migratoria, su capacidad o disposición a cooperar con los órganos de justicia penal, o de colaborar en la identificación, investigación o procesamiento de los responsables. En este sentido, es preciso reforzar la capacidad para identificar pronto a las víctimas, mediante la labor de la policía, los inspectores de trabajo y los funcionarios de inmigración. Por ejemplo, mi Oficina, en colaboración con la Organización Internacional de la Aviación Civil, (ICAO), ha preparado directrices para que las aerolíneas adiestren al personal de cabina en la identificación y la denuncia de los casos de trata.

Una estrategia basada en los derechos humanos también se traduce en la aplicación de medidas contra el tráfico y de servicios que recaben la participación activa de víctimas y supervivientes, teniendo en cuenta la edad, el género y la diversidad. Esto significa que las personas que han sido objeto de la trata no son castigadas por cualquier conducta ilícita en la que hayan incurrido como consecuencia directa de su condición de víctimas.

Estimados colegas:

Tras las desoladoras estadísticas relativas a la trata de seres humanos hay hombres, mujeres y niños que necesitan nuestro apoyo y que tienen derecho a vivir dignamente, con justicia y libertad.

Les exhorto a que mantengan esos derechos en la vanguardia de su labor y espero con interés el resultado de los debates de esta conferencia.

Muchas gracias.

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