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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Ante la Asamblea General, Türk solicita apoyo para los derechos humanos y el derecho internacional

10 octubre 2023

Equipos pertenecientes a la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Groza, Ucrania, esta semana, donde el ataque de un misil acabó con la vida de al menos 52 civiles. Ⓒ Yevhen Nosenko HRMMU

Pronunciado por

Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En

Tercera Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas

Lugar

Nueva York

Sr. Presidente,

Excelencias,

Colegas,

Esta es la primera oportunidad que tengo de reunirme con ustedes en el contexto de mi mandato como Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Con anterioridad, he podido beneficiarme de debates muy provechosos entablados con muchos de ustedes, y hoy me dirijo a la Comisión en ese espíritu de colaboración destinada a solucionar problemas, con el fin de sacar el máximo partido a nuestro trabajo en los derechos humanos.

Estoy absolutamente conmocionado por los terribles ataques lanzados por grupos armados palestinos el sábado pasado y por el consiguiente conflicto de grandes proporciones desatado en Israel y en el Territorio Palestino Ocupado. Los civiles de ambas partes tienen que soportar una situación intolerable. Apelo de forma urgente a todas las partes a dar marcha atrás en esta guerra total y a evitar los ciclos viciosos de venganza, ya que décadas de experiencia nos han enseñado que estas acciones tendrán efectos a largo plazo desastrosos y posiblemente irreparables para la paz y la seguridad de todas las personas, en Israel, en el Territorio Palestino Ocupado, por toda la región y más allá de sus fronteras.

El sentido del derecho internacional humanitario y de la normativa internacional de derechos humanos es precisamente disminuir el horror y las consecuencias inmensamente perjudiciales que conllevan crisis de este tipo, por lo que insto a todas las partes a seguir sus orientaciones.

La ruta hacia la paz, para todos y todas nosotros, se basa en la justicia y el respeto por los derechos humanos.

Sr. Presidente,

Mi informe, A/78/36, deja completamente claro tanto la inmensa envergadura de mi misión como su carácter transversal.

Los derechos humanos son el hilo conector que une a todas las esferas de trabajo que lleva a cabo las Naciones Unidas. Estos llegan a todos los compartimentos estancos y a todas las esferas, reflejando todo el espectro de la gobernanza nacional, dejando claras las prioridades y ayudando a promocionar la estabilidad social y económica, la inclusión, la confianza y la justicia. Es también la herramienta de prevención más transversal con la que contamos.

Las medidas de derechos humanos son la única vía para conseguir un desarrollo que sea inclusivo, participativo, y por lo tanto sostenible. La única vía posible para diseñar leyes que sean justas, y a las que se pueda recurrir para resolver disputas. Son la única vía para asegurar que las sociedades sean equitativas, y que se beneficien plenamente de las contribuciones de todas las personas, sin discriminación ni represión.

Son también la única vía para garantizar la rendición de cuentas, para promover la reconciliación y para evitar los conflictos. Es la única manera de forjar una paz duradera.

A todos los Estados Miembros les interesa promocionar un núcleo sólido de derechos humanos que se sitúe en el centro de la política y la gobernanza, sobre todo a la luz de las turbulencias actuales que sacuden a nuestro planeta.

Una cuarta parte de la humanidad vive en lugares asolados por conflictos – lugares como la República Democrática del Congo, Myanmar, Sudán, Ucrania, y una vez más, Israel y el Territorio Ocupado Palestino. El año pasado, la cifra de civiles muertos en operaciones de guerra en todo el mundo se incrementó en más del 50%, el primer aumento que notamos desde que mi Oficina empezara a recopilar estos datos, en 2015.

El racismo y la discriminación de género, – de manera especial contra mujeres y niñas, están de nuevo al alza, con una oposición coordinada contra los importantes y considerables avances conseguidos en décadas recientes. Las provocaciones deliberadas, como los recientes incidentes donde se quemaron ejemplares del Corán, van dirigidas a dividir a los países y las comunidades. Las plataformas de redes sociales, cuando no se someten a ningún control, se convierten también en sistemas de transmisión de viles discursos de odio dirigidos contra mujeres y niñas, afrodescendientes, personas LGBTIQ+ y muchos otros grupos minoritarios. Me preocupa especialmente el aumento del antisemitismo y la islamofobia, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos.

La extrema pobreza y el alto índice de desigualdad constituyen ambos trágicos fracasos en el compromiso del planeta con la Agenda 2030 y con los derechos humanos. Las severas restricciones al espacio cívico debilitan las instituciones de la justicia, la libertad de los medios de comunicación, así como el espacio para poder ejercer las libertades fundamentales. Los avances tecnológicos sin regulación, incluyendo la inteligencia artificial, las armas autónomas y las técnicas de vigilancia, suponen una amenaza profunda contra los derechos humanos.

Todas estas tendencias agravan y aceleran la amenaza de la triple crisis planetaria – la cual es la amenaza más crucial para los derechos humanos a la que se enfrenta nuestra generación.

¿Qué podemos hacer para solucionar este grave panorama repleto de fatalidades?

En un momento en el que necesitamos aunar esfuerzos con urgencia para afrontar los retos actuales que encara la humanidad, la causa de los derechos humanos tiene el potencial para mantenernos unidos.

En un mundo donde existen cada vez más perturbaciones, el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos es un faro de estabilidad y claridad que nos puede guiar para seguir avanzando. Sus valores fundamentales, los cuales conectan al conjunto de la humanidad, se establecieron para protegernos del horror y la destrucción, y además su eficacia ha sido probada. Estos valores encarnan el poder de la unidad de propósito y el potencial para llevar a cabo medidas transformadoras, tanto dentro de las propias sociedades, como en lo que se refiere a un orden internacional que promueva un desarrollo equitativo.

Es absolutamente imprescindible que revitalicemos el espíritu, impulso y energía que nos condujeron en primer lugar a su aprobación, para que de ese modo podamos restaurar la confianza entre nosotros, y podamos seguir avanzando como naciones y como personas, unidos y unidas.

La agenda de derechos humanos es universal, y sirve para ofrecer soluciones. Constituye un conjunto de medidas prácticas y concretas que arroja resultados.

Yo espero que podamos proponer, de manera conjunta, un enfoque sobre los derechos humanos integrador y orientado a encontrar soluciones que responda a las necesidades de todos los seres humanos, en todos los Estados, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales.

Sr. Presidente,

Las violaciones de derechos humanos multiplican los efectos de las crisis. Las reivindicaciones vinculadas a la discriminación, la explotación, la represión y la injusticia de todo tipo aumentan las probabilidades de que se produzcan más crisis violentas. Por lo tanto, asistir a los Estados y a nuestros socios para prevenir las crisis, limitando y eliminando las violaciones y abusos de derechos humanos, es la principal tarea a la que se encomienda mi Oficina.

Con anterioridad a mi mandato actual, dediqué 30 años de trabajo a lidiar con situaciones donde la prevención había fallado Situaciones donde había estallado un conflicto, con consecuencias dramáticas para los y las civiles; o donde largos años de discriminación se habían materializado en depuración étnica; o donde las privaciones habían sido tan acuciantes que las personas se habían visto obligadas a huir en masa.

Es mucho más conveniente atender estas cuestiones antes de que deriven en un desastre total. Más conveniente para las personas que las padecen y para el Estado, ya que se corre el riesgo de que surja una crisis desestabilizadora. Más conveniente también para aquellos y aquellas que deben ayudar, llevar a cabo y financiar una labor correctora en situaciones de emergencia, una labor que probablemente resulte insuficiente: una realidad que dará paso a nuevas demandas que surgirán en el futuro.

Necesitamos promocionar políticas y reformas estructurales en el marco del espectro indivisible e interdependiente de los derechos humanos, los cuales deben ser tratados, en última instancia, en pie de igualdad. Es necesario que demos pasos como los que se detallan en el informe que les presento, pero con una perspectiva más general.

Algunos sostienen que el debate de la situación de derechos humanos en sus propios países constituye una injerencia en su soberanía. No obstante, nuestro conocimiento sobre cómo ocurre el desplazamiento de personas, así como otras consecuencias derivadas de las crisis de derechos humanos, muestran claramente que este no es el caso. Todos estamos interconectados, y la Carta viene a reconocer esta realidad. Las violaciones de derechos humanos tienen un efecto evidente más allá de las fronteras, y son una cuestión legítima de preocupación internacional.

Nuestra labor de vigilancia y abordando las violaciones de derechos humanos es vital para la consolidación y el mantenimiento de sociedades pacíficas y seguras. Permítanme que les ofrezca dos ejemplos.

En Afganistán, la supresión de los organismos nacionales de derechos humanos, además de las violaciones continuas, que incluyen una discriminación sin precedente alguno contra las mujeres, hacen imprescindible prestar un apoyo sostenido a la presencia de derechos humanos de las Naciones Unidas. Nuestros colegas de derechos humanos de la UNAMA forman el único órgano independiente de supervisión en el país además de colaborar con funcionarios y personas de todo el país. Si bien es cierto que no contamos con acceso a todos los centros de detención, se ha concedido a la UNAMA acceso formal a prisiones de numerosas provincias, un acceso que nuestros colegas están tratando de ampliar aun más. En este contexto tan complejo, un trabajo cada vez más sostenido en la promoción de un mayor respeto por los derechos humanos, de forma gradual, supone una condición previa para que Afganistán y su población puedan vislumbrar un futuro seguro y estable en la comunidad internacional.

En Colombia, el trabajo en derechos humanos ha sido clave para el proceso de paz. Nuestra oficina en el país ha servido como puente fundamental entre todos los actores, ademas de para defender una justicia de transición y los derechos de las víctimas, los pueblos indígenas y la sociedad civil, con atención especial a las mujeres y niñas.

Sr. Presidente,

Estoy también decidido a redoblar los esfuerzos que emplea mi Oficina para fomentar las economías con base en los derechos humanos. Necesitamos contribuir con una mejor orientación y con nuestra experiencia para ayudar a los Estados Miembros en este campo. Diversas protecciones han de preservar los derechos humanos básicos y las políticas medioambientales ante los recortes de las políticas de austeridad. Se necesitan mayores inversiones dirigidas a acabar con las barreras que impiden la igualdad y la sostenibilidad. También tenemos que compartir nuestro conocimiento sobre qué medidas son eficaces para erradicar la corrupción, las corrientes financieras ilícitas y la evasión fiscal, todos los cuales reducen el espacio fiscal para facilitar medidas que podrían promocionar los derechos humanos.

Yo contemplo el marco de una economía con base en los derechos humanos como una iniciativa imprescindible para defender todos los derechos humanos, en todas las sociedades, algo que acarrea enormes beneficios tanto para las personas como para los Estados. De forma destacada, al permitir una participación cívica de peso en los procesos de toma de decisiones, particularmente de las mujeres y otros que han quedado tradicionalmente relegados, una economía con base en los derechos humanos puede atajar las causas originarias de las desigualdades y las reivindicaciones; afianzar una mayor confianza en el gobierno, y destinar políticas más eficaces a aquellas esferas que más lo necesitan. Este es un campo al que mi Oficina aporta un valor añadido, teniendo en cuenta su papel de puente entre la sociedad civil, las operaciones de las Naciones Unidas, y los funcionarios a nivel nacional. A la vista de la preocupante represión a la que se somete a las libertades fundamentales hoy en día, resulta crucial que impulsemos aun más nuestro trabajo para defender y proteger un espacio cívico que resulta tan necesario.

A escala mundial, se necesitan también protecciones de derechos humanos para las instituciones internacionales financieras y de desarrollo, de forma que los gobiernos no se vean obligados a recortar las inversiones en derechos para liquidar su deuda externa. La Declaración sobre el Derecho al Desarrollo incluye la promesa de un orden internacional que pueda realizar mejor los derechos humanos: ha llegado la hora de actuar en base a esta promesa. En apoyo al llamamiento del Secretario General para reformar la estructura financiera internacional y su propuesta de estímulos basados en los ODS, y en línea con la Declaración Política aprobada en la Cumbre sobre los ODS, – reforzaremos nuestra colaboración con estas instituciones.

La palanca más poderosa con la que contamos para mejorar la efectividad de todas las políticas es la incorporación de todos los derechos humanos en la gobernanza. Esta es la razón que sustenta el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16. Estoy convencido de que el fracaso a la hora de conseguir avances en la dirección del ODS16 es una de las razones principales por las que la Agenda 2023 en su conjunto ha quedado rezagada. Nuestro informe reciente publicado conjuntamente con el PNUD y otros socios muestra que se han conseguido muy pocos o ningún avance hacia la consecución del Objetivo 16 desde 2015.

Se habla de la "economía de la extinción"; pero esto es una prueba de la existencia de políticas de extinción.

En un mundo que cambia a velocidad de vértigo, el fracaso a la hora de defender los derechos humanos no conducirá al estancamiento; llevará a que se produzcan hostilidades más graves, a agravios, sufrimiento y violencia, todo ello sumado a la pérdida de nuestra capacidad para trabajar juntos y ofrecer soluciones.

Sr. Presidente,

En 2023, recibimos algo más del cinco por ciento del presupuesto ordinario de las Naciones Unidas. Esta cifra queda a años de luz de lo que necesitamos para completar nuestra tarea. Y a pesar de que nuestra financiación extrapresupuestaria se ha incrementado parcialmente en los últimos años, esta sigue siendo insuficiente. Además, parece probable que en 2023 solamente recibamos el 60 por ciento de la financiación extrapresupuestaria que hemos solicitado.

Para que la Oficina pueda llevar a cabo su mandato, necesitamos un nivel de financiación básica que garantice la capacidad de ejecutar todas las actividades encomendadas en nuestro mandato.

Para asegurar que la Oficina puede ejercer su máxima influencia, he emprendido un programa para cambiar toda la organización, cuyo objetivo es conseguir mejoras sustanciales para poder ayudar a nuestros socios. Le solicito a ustedes su apoyo para poder llevar a cabo cambios transformadores que posibiliten cumplir con nuestro mandato.

Los Órganos de Tratado son la columna del sistema internacional de derechos humanos, el núcleo de toda nuestra labor. No obstante, estos Órganos están agotando poco a poco sus capacidades. El proceso de refuerzo de los mismos alcanzará un momento decisivo en 2024, cuando el Comité considere una resolución la cual, nosotros esperamos, garantizará las reformas y recursos tan necesarios.

En conclusión: los derechos humanos son esenciales para toda la labor de las Naciones Unidas. Conforme avanzan los preparativos para la Cumbre del Futuro resulta imprescindible garantizar que los derechos humanos son parte central de todos los debates, y de la labor destinada a reforzar el eje de derechos humanos de la Organización, para que de ese modo el Pacto para el Futuro refleje compromisos más sólidos con los derechos humanos y con sus bases institucionales. Mi Oficina va a organizar una reunión de alto nivel en Ginebra en diciembre, con ocasión del 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Las conclusiones que se extraigan de esta reunión analizarán el futuro de los derechos humanos, además de aportar una contribución importante al Pacto.

Gracias.