Estimados colegas,

Queridos amigos,

Hace ahora 75 años, los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Tras las conmociones causadas por dos guerras mundiales, el genocidio, la amenaza de las armas nucleares y la Gran Depresión, los Estados se comprometieron a proteger y promover los derechos de todos y cada uno de los seres humanos.

A medida que la Guerra Fría iba perdiendo intensidad y comenzaba la difusión de la red mundial de Internet, en 1993 el mundo aunó esfuerzos una vez más para adoptar la Declaración y Programa de Acción de Viena.

Estos dos hitos que conmemoramos este año son fundamentales.

La Declaración Universal de Derechos Humanos sentó las bases del sistema contemporáneo de derechos humanos y desarrolló todo el abanico de esos derechos.

La Declaración y Programa de Acción de Viena reiteró la indivisibilidad y universalidad de esos derechos y despejó el camino para la creación de mi Oficina.

Estos documentos han inspirado cambios reales y positivos en el mundo entero.

Hemos comprobado que los esfuerzos orientados a garantizar los derechos humanos constituyen la médula de la buena gobernanza y la adopción de decisiones eficaces.

Los pueblos han sido empoderados para que exijan sus derechos y puedan enfrentarse a la injusticia. Esto se ha llevado a cabo, entre otros, mediante movimientos como Black Lives Matter (BLM), #MeToo, Viernes para el Futuro, asociaciones de pueblos indígenas y protestas feministas.

A menudo, cuando los jóvenes expresan sus preocupaciones, lo hacen mediante el lenguaje de los derechos humanos.

En determinados países, los tribunales exigen ahora responsabilidades por vulneraciones de derechos humanos, entre otros el derecho a un medio ambiente saludable, reconocido recientemente.

Y la idea de una economía basada en los derechos humanos está ganando fuerza, para abordar las profundas desigualdades mundiales y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Estos avances, basados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración de Viena, demuestran que los derechos humanos nos unen y proporcionan soluciones a nuestros mayores desafíos.

Pero aún nos queda mucho por hacer. Las vulneraciones y los abusos de derechos humanos se reproducen cada día en el mundo entero y a menudo lo hacen con impunidad.

El cambio climático, los conflictos y la violencia, el discurso de odio, la reducción del espacio cívico, la regulación de las nuevas tecnologías -entre ellas, la inteligencia artificial- y otros retos, exigen respuestas fundamentadas en los derechos humanos.

Hoy sabemos que mediante la ampliación y la garantía de las libertades velaremos por la consecución de un porvenir más pacífico y sostenible para los pueblos y para el planeta.

Si nos orientamos por el lenguaje común de los derechos humanos y su promesa de libertad, igualdad y justicia para todos, incluso los objetivos más difíciles serán asequibles.

Muchas gracias