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Declaraciones y discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

El deporte y los derechos humanos

06 julio 2023

En

Evento paralelo – 53er periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos: El deporte como vector de inclusión y de promoción de los derechos humanos en el mundo

Desde

Alta Comisionada Adjunta para los Derechos Humanos Nada Al-Nashif

Lugar

Sala XXVII, Palacio de las Naciones, Ginebra

Reconocimiento a los copatrocinadores: las delegaciones permanentes de Francia, Grecia y la República Democrática del Congo en Ginebra. Esta iniciativa es oportuna y bienvenida, en el año en que conmemoramos el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

El deporte está fundamentado en los mismos valores que sustentan los derechos humanos. Es una actividad que promueve la justicia, la no discriminación, el respeto y la igualdad de oportunidades para todos. Habida cuenta de que el deporte llega a millones de personas, especialmente a los jóvenes, es un vector de cambio social a través del empoderamiento y la inclusión.

En reconocimiento de su valor potencial, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha calificado al deporte como elemento esencial de la paz y el desarrollo.

Pero el deporte también se enfrenta a múltiples desafíos. Los datos y las investigaciones disponibles señalan casos reiterados de racismo, exclusión y discriminación agravada en la práctica deportiva en el mundo entero.

Las niñas y las mujeres, que a menudo se ven privadas del derecho a participar en los asuntos públicos en general, se enfrentan a grandes brechas en materia deportiva, desde salarios y oportunidades de patrocinio reducidas hasta dificultades para obtener una sede para las competiciones o para disponer de taquillas y vestuarios, o abusos sexuales contra las jóvenes atletas.

Desde 2012, nuestra Oficina trabaja para erradicar el racismo y otras formas de discriminación en el deporte, incluso en el contexto del Consejo de Derechos Humanos y el Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre la aplicación de la Declaración y el Programa de Acción de Durban.

El racismo y los prejuicios no son lacras nuevas en el deporte y afectan a todas las modalidades, por lo que es preciso abordarlas de manera enérgica a escala institucional.

A los Estados compete la responsabilidad primordial de contrarrestar el racismo y la discriminación. Las autoridades deben reforzar los marcos jurídicos nacionales y adoptar medidas preventivas, educativas y de sensibilización para cambiar las conductas, las mentalidades y, por último, erradicar el racismo y la discriminación.

Aunque la prevención es esencial, quienes cometen actos racistas u otros incidentes violentos, donde quiera que ocurran, deberían ser puestos a disposición de los tribunales.

Las asociaciones deportivas, los clubes y los órganos reguladores también deben desempeñar una función especial en la protección de los derechos humanos.

Deben asegurar que el mensaje de tolerancia cero hacia el racismo y la xenofobia se difunde claramente.

Deben elaborar marcos de trabajo y planes de acción para combatir el racismo y la discriminación, los abusos y la explotación sexual, con la participación de los directamente afectados -atletas, comunidades, trabajadores, voluntarios, funcionarios, periodistas y fanáticos-.

También deben practicar la inclusión y asegurarse de que todos los atletas, en su entera diversidad, pueden participar en las competiciones.

La dirección, organización y gestión de los deportes también debería ajustarse a los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos (UNGP). Varias federaciones deportivas internacionales han reconocido sus responsabilidades, según lo establecido en los UNGP, y de diversas maneras tratan de incorporar el respeto a los derechos humanos.

Confío en que Francia y la República Democrático del Congo aprovechen estas importantes oportunidades de desempeñarse como sedes de competiciones internacionales de alto nivel, que constituyen una ocasión excepcional de defender los ideales olímpicos. Ests naciones deberán poner a un lado las diferencias y encomiar estos valores comunes -una oportunidad para efectuar intercambios culturales, fomentar la ciudadanía, la solidaridad y la cooperación mundial, cuando personas de distintos horizontes se congregan para competir limpiamente, poner a prueba sus límites y celebrar los logros tan arduamente alcanzados.  

Las funciones sociales y físicas del deporte son de especial importancia hoy en día, en un contexto mundial marcado por la discriminación, la inseguridad y la violencia. Creemos en la virtud transformadora del deporte y estamos totalmente comprometidos a colaborar en la tarea de aprovechar ese poder para la promoción y protección de los derechos humanos para todos, en cualquier parte del mundo.

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