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Discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

En una ciudad “herida y mágicamente diversa”, el Alto Comisionado encomia el poder de los relatos

14 agosto 2023

29º Festival de Cine de Sarajevo

Panel de visionado y debates sobre el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria

Discurso inaugural de Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Estimados colegas y amigos:

El Festival de Cine de Sarajevo no es un evento cualquiera. Durante 28 años, esta ciudad herida y mágicamente diversa y resiliente ha decidido acoger esta muestra fílmica y, al hacerlo, convertirse por breves momentos en capital mundial de la empatía y la conexión.

Porque, ¿qué es el cine si no un modo de elaborar y proyectar relatos, reales o inventados, de manera que logren conmover profundamente al espectador?

Es para mí un honor y un placer establecer esta conexión en vivo y en directo con el Festival de Cine de Sarajevo, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. Me hubiera gustado acompañarles en persona, para celebrar juntos este momento en esa fascinante ciudad.

Yo fui a vivir en Sarajevo poco después del conflicto, mientras trabajaba para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ANCUR). Me deslumbró entonces -como hoy- la riqueza de su cultura y sus pueblos, así como su espíritu indómito.

De manera extraordinaria, a pesar de sus traumas pasados, esta ciudad sigue mirando al resto del mundo y acoge a los forasteros. Este festival cinematográfico así lo demuestra. El Festival de Cine de Sarajevo, cuya primera edición se organizó en 1995, durante el asedio de la ciudad, demuestra el interés de los vecinos de Sarajevo por los relatos que cuentan la vida de los demás, a pesar de sus propias desventuras.

Valoro muy positivamente que en el Festival figure una sección dedicada a los derechos humanos. El cine tiene una enorme capacidad de transmitir mensajes relativos a los derechos humanos, simplemente al mostrarnos las realidades y la subjetividad de personas con las que podemos identificarnos. Al suscitar nuestra empatía, el cine contribuye a sensibilizarnos y aumenta nuestra comprensión de las necesidades y los derechos de los demás.

Este año conmemoramos el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos y esta efeméride tiene una resonancia especial, habida cuenta de la historia y el espíritu de Sarajevo.

Todos hemos nacido iguales en dignidad y derechos -cualesquiera sean nuestros orígenes o nuestra situación.

Nadie puede suprimir nuestros derechos fundamentales en tanto que seres humanos.

Se han alcanzado grandes logros desde la adopción de la Declaración, hace 75 años. Su aprobación ha contribuido a empoderar a múltiples movimientos de derechos humanos que han hecho progresar los derechos de muchas personas: las mujeres, mediante el movimiento feminista; los afrodescendientes, mediante los movimientos antirracistas; las minorías étnicas; los miembros del colectivo LGBTIQ+; y, en fechas más recientes, mediante el activismo en torno al clima y el medio ambiente, y el reconocimiento en la Asamblea General de nuestro derecho universal a un medio ambiente limpio, sano y sostenible.

La lucha para hacer avanzar los derechos humanos es ardua y su camino está plagado de contratiempos. La población de Sarajevo lo sabe bien. Sabemos cuánto queda por hacer para defender los derechos a la libertad, la igualdad, la justicia y a unas condiciones de vida decentes, así como para superar las repercusiones negativas que la triple crisis planetaria ejerce sobre los derechos de la gente.

Este verano, hemos visto a lo largo y ancho de Europa los espantosos efectos de la crisis climática y me complace comprobar que los organizadores del Festival de Cine de Sarajevo se han comprometido a que este evento sea neutro en emisiones de carbono. La semana pasada estuve en Basora, en el sur de Iraq, donde la temperatura promedio es de 50 grados Celsius. Esa zona ofrece una impresión vívida de lo que una era de recalentamiento mundial podría significar para quienes resulten directamente afectados por el fenómeno.

Es evidente que para solucionar nuestros retos globales tenemos que promover los derechos humanos, la buena gobernanza y una cultura de respeto mutuo.

Eventos tales como el Festival de Cine de Sarajevo pueden ejercer una influencia importante, en su condición de nueva ventana al mundo exterior, de espacio lúdico, de puente hacia otras realidades y de punto de intercambio y reflexión. Y, puesto que el festival de este año está dedicado a los derechos humanos, mi pensamiento vuela hacia Nizama y su familia. Nizama es otra víctima de feminicidio y el hecho de que el culpable de este acto lo haya transmitido por Internet es realmente indignante. Es urgente que las autoridades adopten todas las medidas necesarias para prevenir y castigar estas formas de violencia de género.

Estimados colegas, queridos amigos:

Los relatos que reflejan situaciones de derechos humanos deben contarse. Son esenciales para establecer y restablecer las conexiones y la solidaridad entre sociedades y regiones, en especial cuando estas han padecido divisiones dolorosas. Creo que el Festival de Cine de Sarajevo ha cumplido este cometido y que seguirá haciéndolo en el futuro.

Los jóvenes, que tanto participan en este festival, son especialmente útiles en esta labor de conexión y curación.

El documental que acabamos de ver trata de la esperanza y la compresión mutua. La cinta muestra que los derechos humanos no son conceptos jurídicos abstractos, sino realidades concretas de la vida cotidiana. Esta obra nos reitera que los derechos humanos son universales y están en la médula misma del amor al prójimo y de nuestra común humanidad.

Les agradezco muy cordialmente la oportunidad de participar en este evento tan especial y de conectarme de nuevo con Sarajevo, por un breve instante. Sarajevo es un lugar muy entrañable para mí.

Les deseo un debate muy fructífero. Muchas gracias.

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