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Discursos Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Conferencia Internacional sobre la reforma de la protección social en Marruecos

26-27 de julio

26 julio 2022

Pronunciado por

Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet

Excellences
Chers collègues,

C'est un plaisir de m'adresser à vous aujourd'hui sur ce sujet très important et sur lequel je me suis particulièrement investie tout au long de ma vie professionnelle, y compris pendant la période où j'ai présidé le groupe consultatif sur le socle de protection sociale.

Excelencias:

La pandemia de COVID-19 y sus consecuencias socioeconómicas siguen reverberando en el mundo entero, donde las injusticias en materia de vacunación y las disparidades estructurales y sistémicas generan divergencias en el proceso de recuperación.

La pandemia ha causado la pérdida de 350 millones de empleos. Solo en 2020 el número de personas que viven en la pobreza extrema aumentó entre 119 y 124 millones. El hambre también crece en el mundo y hay unos 2.000 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria.

En el mundo entero, solo el 22 por ciento de los parados reciben prestaciones de desempleo, apenas el 28 por ciento de las personas con discapacidad severa perciben subsidios por su condición, solo el 35 por ciento de los niños disfrutan de acceso real a la protección social y solo el 41 por ciento de las mujeres que dan a luz reciben prestaciones de maternidad.

La pandemia también demostró que los países que antes contaban con sistemas de protección social escaparon a los peores efectos de la crisis, entre otros al aumento de tensiones. 

Esto nos muestra hasta qué punto el derecho a la protección social es fundamental para reducir la pobreza, garantizar una vida una vida digna y forjar comunidades más justas y resilientes.

Aplaudo las importantes reformas aplicadas recientemente en Marruecos y las oportunidades que ofrecen a numerosas personas en todo el país.

La Ley Marco Nacional número 09.21 sobre protección social, aprobada el año pasado, es un paso en la dirección correcta, en la medida en que amplía la protección social y sanitaria de 11 millones más de trabajadores.

Permítanme esbozar aquí algunas ideas acerca de las reformas en curso.

Las reformas en materia de protección social deben orientarse a la construcción de un sistema universal, en el que cada persona se sienta amparada, y este dispositivo puede consistir en una combinación de esquemas contributivos y no contributivos. Velar por la protección de todas las personas, incluso de los más marginados y de quienes tal vez no estuvieran en condiciones de contribuir formalmente al sistema de protección social, aumenta la capacidad de toda sociedad para resistir a las conmociones.

En el contexto de la crisis del COVID- 19, Marruecos adoptó la estrategia progresista de crear un Fondo Especial COVID-19 para proporcionar transferencias de efectivo a los trabajadores informales que estaban en situación de emergencia.

Insto al gobierno de Marruecos a que incorpore los derechos humanos en el análisis de las lagunas del sistema de protección social vigente y en la elaboración de las reformas venideras.

Mi Oficina brinda apoyo a los Estados que preparan esas estrategias. Por ejemplo, en Timor Leste y en colaboración con el gobierno y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), examinamos actualmente las estrategias que podrían ampliar la protección social de las trabajadoras informales, que se ven afectadas por la pobreza de manera más que proporcional.

Un análisis basado en los derechos humanos esclarece las múltiples dimensiones de la discriminación y la desigualdad, y facilita la normativa y la orientación política necesarias para situar a las personas y su bienestar en el eje de las medidas jurídicas y de políticas. Un enfoque de este tipo contribuye a identificar quiénes se quedan rezagados y hacia dónde es preciso dirigir las medidas.

Por ejemplo, la labor de cuidar a otras personas que las mujeres de más edad suelen realizar a lo largo de toda la vida las deja al margen del empleo formal y, en consecuencia, les impide percibir un salario decente o recibir prestaciones contributivas de la seguridad social. Un sistema de pensiones que tenga en cuenta la carga desigual que las mujeres soportan por esos conceptos a lo largo de su ciclo vital, incluidos los periodos de crianza de los hijos, puede contribuir a corregir esta desigualdad.

Los derechos de los niños también deberían recibir prioridad en toda reforma que los Estados lleven a cabo. Los esquemas de protección social centrados en los niños han demostrado su eficacia en el amparo y el cumplimiento de los derechos de los niños, comprendidos su derecho a la vida, la salud y la educación.

Los Estados también deberían examinar la posibilidad de incluir entre sus reformas las necesidades específicas de los jóvenes, especialmente la situación de las mujeres jóvenes que padecen discriminación sistémica, alimentada por los estereotipos nocivos y las normas de género sociales. Los sistemas de protección social que potencian la educación superior, facilitan la transición de la escuela al trabajo y mejoran las oportunidades del mercado laboral pueden apoyar a los jóvenes y contribuir a que desarrollen todo su potencial.

Insto a los Estados a que movilicen el máximo de recursos disponibles, incluso mediante la cooperación y la asistencia internacionales, en consonancia con sus obligaciones en materia de derechos humanos, para financiar los sistemas de seguridad social surgidos de las reformas.

Entre las medidas posibles podrían figurar los tributos progresivos, la mejora de la capacidad recaudadora de la hacienda pública y la lucha contra la evasión fiscal y otras formas de abuso, así como la supresión de la corrupción.

Por último, un aspecto esencial de las reformas sería la convocatoria de un amplio debate nacional, con la participación de todas las partes interesadas, entre otras los derechohabientes, la sociedad civil, los sindicatos, los movimientos sociales y los grupos feministas.

Excellences,

Je sais par expérience, notamment en tant qu’ancienne présidente du Chili, que de mener à bien ce type de réforme est une tâche difficile. Pourtant, elle est essentielle à la prospérité d'une société.

Je vous souhaite une journée riche en discussions permettant de contribuer à la réussite de cette réforme au Maroc.

FIN

Para más información y solicitudes de medios de comunicación, póngase en contacto con

Liz Throssell + 41 22 917 9296 / elizabeth.throssell@un.org o
Jeremy Laurence +  +41 22 917 9383 / jeremy.laurence@un.org

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