Resumen

En el presente informe, el Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento comparte sus reflexiones sobre el cumplimiento de los derechos humanos al agua potable y al saneamiento de las comunidades rurales empobrecidas.

La mayor parte de la población mundial que se encuentra en situación de extrema pobreza vive en zonas rurales, lejos de los centros urbanos, al margen de las decisiones políticas. Muchas de estas personas se rigen por culturas campesinas tradicionales que gestionan de forma sostenible los ecosistemas acuáticos y promueven en sus territorios modelos de gestión comunitaria de los recursos hídricos, así como formas de vida y producción basadas en modelos de economía circular. La expansión de la minería, la silvicultura, el turismo y la producción agropecuaria a gran escala, sobre la base del acaparamiento de tierras y agua, agota y contamina fuentes que resultan vitales para las comunidades. Esto, junto con la falta de infraestructura básica y de apoyo gubernamental, constituye una violación de los derechos humanos de estas comunidades al agua potable y al saneamiento e ignora la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales. Debido a la defensa de sus aguas y territorios, a menudo las comunidades sufren criminalización y represión, así como asesinatos de líderes y defensores de los derechos humanos en relación con el medio ambiente. Reconocer y fortalecer los sistemas comunitarios de agua y saneamiento, valorar el papel de las mujeres y reforzar su participación en la toma de decisiones, priorizar la asignación presupuestaria y proteger la sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos son la base para garantizar a estas comunidades los derechos humanos al agua potable y al saneamiento.