Resumen

Sri Lanka está atravesando una crisis económica sin precedentes y su vida política se encuentra actualmente en un momento crítico, lo que pone claramente de manifiesto la indivisibilidad de los derechos humanos. Desde marzo de 2022, ciudadanos de Sri Lanka de todas las comunidades y condiciones sociales, principalmente jóvenes, se han unido en un amplio movimiento de protesta para exigir un cambio de Gobierno, que se asuman responsabilidades y se lleven a cabo reformas más profundas. Entretanto, las víctimas de violaciones de los derechos humanos cometidas en el pasado siguen a la espera de reparación, justicia y verdad. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos insta al nuevo Gobierno a que emprenda un diálogo nacional que promueva los derechos humanos y la reconciliación y a que lleve a cabo reformas institucionales del sector de la seguridad más profundas para evitar que se repitan las violaciones del pasado. Los retos que se plantean al país son numerosos, incluidas difíciles reformas económicas y el riesgo de más violencia. La Alta Comisionada alienta a la comunidad internacional a que apoye a Sri Lanka en su recuperación y que le ayude también a abordar las causas subyacentes de la crisis, como la impunidad por violaciones de los derechos humanos y delitos económicos. Los Estados miembros pueden ayudar a los ciudadanos de Sri Lanka a lograr la justicia, la reconciliación y el respeto de los derechos humanos poniendo a su disposición una serie de opciones para promover la rendición de cuentas a nivel internacional. El presente informe se ha elaborado con arreglo a la resolución 46/1 del Consejo de Derechos Humanos.