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Declaraciones

Coloquio IDEADiscurso de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet

15 octubre 2020

Como fue preparado para su lectura

15 de octubre, 2020

Señor Eduardo Braun,

Amigos y amigas,

Agradezco la oportunidad de participar en este panel sobre los derechos humanos, el rol de los empresarios y los desafíos de hoy que, como todos lo sabemos, son muchos, complejos y globales.

Una catástrofe climática.

Una pandemia que ya ha cobrado un millón de vidas.

La más profunda recesión, desde la Segunda Guerra Mundial, que amenaza con llevarnos al primer aumento de la pobreza mundial desde 1998, empujando a más de 100 millones de personas a la pobreza extrema.

La pandemia amenaza los logros alcanzados en materia de salud y educación durante la última década, especialmente en los países más pobres.

A nivel regional, América Latina es ya, junto con Asia, la región más afectada del planeta. Las cifras de muerte son terribles, se calcula que podemos llegar al medio millón de muertos a fines de año.

Los datos macroeconómicos para nuestra región son, simplemente, aterradores.

Según estimaciones recientes de CEPAL, la región de América Latina y el Caribe experimentará una caída del PIB del 9,1% durante este año.

Ello conducirá a una tasa de desempleo de alrededor del 14%, y afectará sobre todo a los sectores más vulnerables como las mujeres, los jóvenes y los trabajadores del sector informal. La pobreza incrementará hasta llegar a cerca del 40% de la población, exacerbando la desigualdad de ingresos en la región más desigual del planeta.

Esta misma semana, el FMI nos anunciaba que la recuperación será lenta, particularmente en las principales economías que dependen en gran medida del comercio y de la inversión, como México, Brasil o Argentina.

Y todo ello está ocurriendo, no lo olvidemos, mientras una creciente insatisfacción popular con el funcionamiento de los regímenes democráticos, como se manifestaron en las protestas sociales durante los últimos dos años.

Reconozco que este es un momento en el que la mayoría de las empresas se enfrentan a retos complejos y decisiones difíciles. Y, al mismo tiempo, el sector empresarial es un socio crucial en los esfuerzos para la recuperación de esta crisis.

Como dijo hace poco el Secretario General "en el año de nuestro 75º aniversario, las Naciones Unidas no están interesadas en business as usual". Necesitamos que los empresarios que asuman la responsabilidad de hoy y mañana, evaluando los costos y beneficios a largo plazo de sus actividades; trabajando en asociación con la sociedad civil, los jóvenes, el mundo académico y otros para crear comunidades fuertes y sociedades resistentes.

Les invito a fortalecer su compromiso con el sistema multilateral, a través de las organizaciones representativas. Debemos crear un ambiente mundial propicio para el trabajo decente, la inversión y la sostenibilidad.

Y les invito a que dentro de su nueva forma de hacer las cosas, los derechos humanos ocupen un lugar central.

El pasado mes de septiembre, el quinto Foro Regional sobre Empresas y Derechos Humanos para América Latina y el Caribe, volvió a reflexionar sobre los logros y desafíos de la implementación de los Principios Rectores de Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos.

En el Foro se demostró que la cuestión en América Latina ya no es si las empresas deben respetar los derechos humanos, sino cómo pueden respetarlos.

La forma práctica de cumplir esta responsabilidad es, como indican los Principios Rectores, a través de procesos de human rights due diligence. (Due diligence es una herramienta para que las empresas puedan identificar, mitigar y abordar los riesgos para los derechos humanos generados por sus actividades y cadenas de valor.)

La COVID-19 no representa una excepción.

El deber de respetar los derechos humanos comienza al interior de las propias empresas, con el respeto a los derechos laborales de sus empleados conforme a las normas internacionales del trabajo. Abundan los ejemplos en los que las empresas y los gobiernos han apostado por mantener el empleo frente a la crisis y reforzar el acceso a la salud y a fórmulas de conciliación laboral de sus trabajadores y trabajadoras.

Las mujeres trabajadoras han sufrido desproporcionadamente los efectos de la pandemia, tanto por su sobrerrepresentación en las labores de cuidado como por su mayor vulnerabilidad a la discriminación laboral, a los abusos y al desempleo. Durante el foro regional se presentaron iniciativas empresariales novedosas para enfrentar estos fenómenos, como el desarrollo de protocolos al interior de las empresas para luchar contra la violencia sexual, campañas de sensibilización para trabajadores varones para que tomen un rol más activo en tareas de cuidado, y programas de flexibilización laboral para trabajadores con personas de riesgo a su cargo.

Sin embargo, para cumplir plenamente sus responsabilidades en materia de derechos humanos, las empresas deben tener en cuenta a todos los afectados por sus actividades. Deben incluir a los empleados temporales y sin contrato, así como los que trabajan en las cadenas de suministro y los clientes.

Durante el foro regional, se escucharon varios ejemplos de buenas prácticas empresariales responsables. Incluyendo la construcción de iniciativas con la sociedad civil para amplificar el impacto positivo de sus actividades en los contextos sociales en los que trabajan, incluso durante la pandemia. También se presentaron iniciativas por parte de las empresas de telecomunicaciones que ha generado programas específicos para educar a profesores en uso de herramientas digitales para acompañar a los estudiantes en la crisis.

Es alentador ver que cada vez más empresas reconocen sus responsabilidades en materia de derechos humanos, en relación con sus actividades y sus cadenas de valor, incluso en tiempos de crisis.

La forma en que nos recuperemos de la pandemia y reconstruyamos dependerá en gran medida de la solidaridad mundial y de la acción multilateral, así como de la participación de todos los sectores de la sociedad.

Ayúdenos a hacerlo posible, haciendo las cosas de forma diferente, con los derechos humanos como prioridad.

Muchas gracias.