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Declaraciones

Foro Regional Sobre Empresas y Derechos Humanos para América Latina y el Caribe

08 septiembre 2020

Keynote address by UN High Commissioner for Human Rights

8 September 2020 (16-00 Geneva time)

Agradezco vuestra invitación a ser parte de la inauguración de este Foro Regional sobre Empresas y Derechos Humanos.

Mi Oficina tiene el placer de coorganizar una vez más este Foro, junto con el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos. Como el año pasado, el Foro se lleva a cabo en el marco del proyecto conjunto “Conducta Empresarial Responsable en América Latina y el Caribe”,  en cooperación con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y la Unión Europea.

A lo largo de los años, el Foro se ha convertido en una reunión clave en América Latina y el Caribe, fomentando el diálogo acerca de las empresas y los derechos humanos entre los Gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y otros grupos.

Estos son tiempos duros, marcados por los impactos de la COVID-19 en todo el mundo. La región de América Latina y el Caribe se ha visto severamente afectada.  Tener este diálogo sobre las implicancias de las actividades empresariales para los derechos humanos y de la conducta empresarial responsable adquiere, entonces, una enorme relevancia.

Ese Foro Regional también nos ofrece la oportunidad de hacer una reflexión conjunta acerca de los obstáculos hasta la fecha, nuevos desafíos y oportunidades existentes para la aplicación de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos, cuyo décimo aniversario celebramos el próximo año.

Poner en práctica los Principios es esencial y urgente, especialmente en este momento en que nos enfrentamos a los devastadores impactos de la COVID-19 19.

Según estimaciones recientes de la CEPAL, la región de América Latina y el Caribe experimentará una caída del PIB del 9,1% en 2020. Ello conducirá a una tasa de desempleo de alrededor de 13, 5% en la región a fines del 2020, así como a un incremento de la pobreza en la región, llegando a más de 37,3% de la población.

La pandemia ha expuesto profundas e inquietantes desigualdades, así como la discriminación sistémica existente en todas nuestras sociedades. No es aceptable volver a ese estado. Tenemos el deber y, al mismo tiempo, una grande oportunidad, de reconstruir mejor.

Se requieren nuevas alianzas basadas en los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Como ha dicho el Secretario-General de Naciones Unidas, necesitamos un “nuevo contrato social para una nueva era”.
Los Estados y el sector privado -- empresas e inversionistas -- deben aprovechar este momento para forjar una nueva normalidad, basada en los Principios Rectores, las líneas directrices sobre empresas multinacionales de la OCDE y la declaración tripartita sobre empresas multinacionales de la OIT.

En paralelo, avanzar en la aplicación e implementación de esos instrumentos internacionales nos preparará mejor para una próxima crisis, sobre todo al dirigir nuestra atención colectiva a la emergencia climática y a otras amenazas a los derechos humanos derivados de las injusticias y las crecientes desigualdades.

Los Principios Rectores pueden guiar a los gobiernos y a las empresas hacia una recuperación social y económica sostenible y basada en los derechos humanos. 

De hecho, desde su aprobación unánime por parte del Consejo de Derechos Humanos, los Principios han inspirado la elaboración de políticas públicas en la América Latina y el Caribe, incluyendo la elaboración de Planes Nacionales de Acción sobre empresas y derechos humanos en un creciente número de países. Los Principios también han comenzado a plasmarse en las políticas de empresas y asociaciones empresariales. Pero es necesario incrementar los esfuerzos para que estos Principios se conviertan en realidad y situar el respeto de los derechos humanos en el centro de la forma de hacer negocios.

Por otro lado, mi Oficina ha documentado una multitud de conflictos sociales relacionados con actividades empresariales en la región, en muchos casos ligados a violaciones de los derechos humanos de los trabajadores y de las comunidades afectadas por estas actividades. La debida diligencia en materia de derechos humanos, basada sobre estudios de impacto de derechos humanos, desarrollados de forma participativa e inclusiva, el diálogo y las consultas son herramientas claves para evitar y responder a esas situaciones.

Hemos acompañado a personas defensoras de derechos humanos, muchas de ellas indígenas, afrodescendientes y mujeres, quienes por pronunciarse contra los daños causados por la actividad empresarial han sido víctimas de amenazas, agresiones, criminalización e incluso de asesinatos. Los Estados tienen la obligación de crear un ambiente propicio para la defensa de derechos humanos y cuando los derechos de las personas se ven afectados, los Estados deben de garantizar un recurso rápido y adecuado, así como una reparación integral para las víctimas, incluyendo garantías de no repetición.

El respeto y la promoción de los derechos de los pueblos indígenas, incluso a la consulta previa, libre e informada, es de gran importancia, para todas cuestiones que les afecten, entre ellas las actividades empresariales que se desarrollan en territorios indígenas, y la adopción del marco regulatorio que rigen esas actividades.

Es alentador ver que cada vez más empresas reconocen su responsabilidad, en relación con sus actividades y sus cadenas de valor, incluso en tiempos de crisis.
La integración de los riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza también está cobrando impulso en el sector de la inversión, incluyendo tanto a los inversionistas institucionales como a la inversión privada, y a los bancos multilaterales de desarrollo. Al igual que en relación con las empresas comerciales, las instituciones financieras deben integrar en sus operaciones la debida diligencia en materia de derechos humanos, en consonancia con los Principios Rectores.  

Excelencias,  
Amigas y amigos,

Estos son sin duda tiempos llenos de incertidumbre, pero, una cosa es cierta. Estamos todos juntos en esta crisis. Si una persona está en riesgo, todos lo estamos.

Debemos centrarnos primero en los más vulnerables.

La forma en que nos recuperemos de la pandemia y reconstruyamos dependerá en gran medida de la solidaridad mundial y de la acción multilateral, pero también de la participación de todos los sectores de la sociedad.

Y junto con la superación de la pandemia, tenemos por delante la Década de Acción para los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

A lo largo de estos días ustedes van a reflexionar cómo los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, reforzados y complementados por la Declaración Tripartita de principios sobre las empresas multinacionales de la OIT, y las líneas directrices de la OCDE sobre empresas multinacionales, son relevantes en estos esfuerzos en América Latina y el Caribe.

Les deseo debates fructíferos y francos en este foro regional. Cada uno de ustedes tiene un rol en la extraordinaria tarea que tenemos por delante: reconstruirnos mejor, sin dejar a nadie atrás.

Muchas gracias