La evaluación de las necesidades de formación hace posible que el facilitador conozca perfectamente las necesidades de los posibles alumnos y el contexto en que trabajan con el fin de adoptar decisiones informadas en relación con el diseño del curso de formación. La evaluación de las necesidades de formación también servirá para adoptar decisiones informadas en relación con el contenido, los métodos, las técnicas y el calendario que resulten más apropiados para el curso de formación que se planifique.
Esa evaluación debe permitir que el facilitador reúna la información necesaria para hacerse una idea adecuada del contexto de los derechos de las personas con discapacidad; preparar un perfil de los posibles alumnos; y conocer las insuficiencias o necesidades de capacitación de los alumnos en relación con la promoción de un enfoque de la discapacidad basado en los derechos.
Lo ideal sería enviar a los participantes un cuestionario previo al curso un mes antes de la celebración de este. La información obtenida de esa manera puede contribuir al diseño y la realización de los ajustes necesarios en el plan o el programa del curso. El cuestionario previo al curso sirve para alcanzar diversos objetivos, a saber:
El cuestionario previo al curso debe incluir preguntas como las siguientes:
Un curso de formación incluirá siempre una sesión de apertura y otra de clausura, en tanto que el resto del programa debe ajustarse a las necesidades concretas de los participantes.
La elección de los módulos en los que haya de concentrarse dependerá del nivel de conocimientos de los participantes sobre los derechos de las personas con discapacidad y de la medida en que ya hayan formulado sus estrategias a los efectos de ratificar, aplicar o proceder al seguimiento de la Convención. Por lo general, no se dispondrá de tiempo suficiente para ocuparse de los ocho módulos, razón por la que algunos de ellos habrán de ser excluidos. Además, tal vez haya que dejar sin examinar determinados aspectos de algunos módulos (en caso de que los participantes ya dispongan de información al respecto), en tanto que, en otras situaciones, tal vez sea necesario incluir diapositivas y material adicionales o adaptar ciertas actividades. El facilitador debe leer antes que nada todo el material para decidir qué parte utilizar y qué parte modificar o adaptar en función de las necesidades de los participantes.
Una vez que haya seleccionado los módulos pertinentes en función de las necesidades de los participantes, el facilitador deberá preparar el programa. Pueden ser de utilidad las notas para los facilitadores que aparecen en la Guía. En ellas se señala de manera indicativa el tiempo que debe dedicarse a las presentaciones de diapositivas mediante computadora y a las actividades en grupo, que el facilitador debe adaptar teniendo presente la capacidad de los participantes, manifestada en sus respuestas al cuestionario. Si el facilitador trabaja con intérpretes, será necesario aumentar el tiempo en torno a un 30% y ello debe recogerse en el programa.
La selección de instructores y expertos debe basarse en los criterios siguientes:
A los efectos de la elección del equipo de formación, deben tenerse en cuenta el equilibrio de género y la participación de personas con diferentes tipos de discapacidad. Además, cuando haya de impartirse formación a una determinada audiencia, es muy útil incluir en el equipo de formación a un miembro que esté en condiciones de establecer una armoniosa relación con la audiencia. Por último, el equipo de formación debe complementarse con expertos en derechos humanos o en derechos de las personas con discapacidad.
El facilitador debe asegurarse de que dispone de:
Si el curso se imparte con la ayuda de intérpretes, el facilitador debe asegurarse de que consulta con quienes conocen la terminología local relacionada con la discapacidad y saben cómo traducir algunos términos clave del inglés a otros idiomas, ya que la interpretación siempre será simultanea.
La presente Guía debe adaptarse a diferentes contextos sociopolíticos, incluidos aquellos en que se planteen problemas sumamente acuciantes en relación con el desarrollo y los derechos humanos. Siempre que sea posible, debe integrarse en el proceso de planificación del curso y del programa a expertos locales debidamente preparados e informados.
Antes del curso, tengan en cuenta las cuestiones relacionadas con la accesibilidad. ¿Es accesible el lugar de celebración? ¿Son accesibles los aseos? ¿Es accesible el material?, etc. Al examinar la accesibilidad, recuerden que deben tener en cuenta los diferentes tipos de discapacidad, de manera que, por ejemplo, el curso sea accesible no solo para las personas con deficiencias físicas, sino también para las que tengan deficiencias visuales o auditivas.
Merced a la evaluación, el equipo de formación dispone de información sobre los efectos de la formación en relación con los objetivos que el equipo se propone alcanzar. La evaluación debe incluirse en todo el curso de formación, incluidos los períodos de planificación, diseño, ejecución y seguimiento. La evaluación puede ser de utilidad para que los facilitadores respondan a algunas importantes preguntas sobre los resultados de sus actividades de formación, como, por ejemplo: ¿por qué ofrecemos este tipo de formación? ¿Responde el contenido de la formación a las necesidades de los alumnos? ¿Qué aprendieron los alumnos? ¿Qué medidas adoptarán en consecuencia los alumnos? ¿Aplicarán los alumnos en su trabajo lo que han aprendido? ¿En qué medida contribuirá su trabajo a que cambie en general la comunidad/sociedad?